http://www.difusionados.es/
Ilustración de Raúl Rodríguez Martínez |
Dámelo, lo quiero.
Es tuyo, lo sé.
Pero, me da igual.
Quiero tu coche, quiero tu
casa, quiero
tu dinero, tu novio, tu
mujer. También quiero
a tus hijos, tus ideas, tus
palabras, tu voluntad.
Lo quiero todo. ¡Dámelo!
¡Ya!
No me mires. No protestes. No
dudes.
Así es como siempre ha sido,
como debe ser.
Soy el banquero, tus jefes,
la vecina, un amigo,
aquel que amas, aquella que
añoras, los que odias,
los que admiras, los que no
conoces, la presentadora
del informativo de la tarde,
tu actor favorito, ésa que sale en el youtube. Soy ellos. Soy tú.
¡Sí, tú! ¿Te creías ajeno? ¿Por
encima del bien, por debajo del mal?
¡Ingenuo! ¡Demagogo! ¡Artista!
Lo quiero todo. Eso y más.
El aire que respiras, los
fluidos de tu cuerpo, tus sueños,
también las pesadillas, los
deseos, tus mentiras,
los mejores días, las peores
horas, lo que eres y quisiste ser.
Todo me pertenece.
Las puertas de tu casa, las
llaves de tu coche, las tarjetas
de crédito, tu forma de
sonreír y de andar, hasta tus manos.
¡Dámelas! Ahora son mis
pertenencias.
Las masticaré, las consumiré,
las desgastaré hasta que desaparezcan.
Y lo haré despacio, muy
despacio, mirándote fijamente.
Y tú, despojado inútil, deberás
contemplarme, de lejos y sin llorar.
Está hecho.
Lo necesitaba. Lo necesitaba o
quizá no.
Y ahora no me vengas con
historias de miedo.
No me creas vampiro ni
caníbal. Sólo soy
el banquero, tus jefes, el
vecino, una amiga, los que amas,
los que odias, el que nunca
conociste, tú mismo,
tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario